domingo, 15 de noviembre de 2009

¿Qué saben los buitres del futuro?

A pesar de que el sol aun no se veía clareaba, empezando a crear sombras sobre una mañana precursora de otro día asfixiante.
Hacia el exterior del hotel alguien avanzaba con paso firme. Al llegar al umbral se detuvo, elevando al cielo la mirada, aspiró una bocanada de su cigarrillo y salió a la calle. Descargó sus pertrechos en la parte trasera del vehículo y saltó al asiento del conductor con habilidad casi felina.
Era un hombre joven, de aspecto agradable, con una sonrisa perfecta que mostraba unos dientes blanco y cuidados, cabellos rubios bastante cortos y una barba completamente estudiada para que pareciese descuidada. Sus ojos , grandes ,de color miel, revelaban una mirada penetrante y una gran perspicacia, la nariz, solo ligeramente prominente, caía hacia abajo de forma casi impercptible.
Tenía un cuerpo discretamente musculoso , fuerte mas no exagerado, obtenido en un gimnasio caro, pero donde había sido bien aconsejado. Su piel presentaba un magnífico color tostado que parecía obtenido con el ejercicio al aire libre, aunque también era debido en no poca medida a la sesión semanal de rayos UVA a la que se sometía.
Su ropa, a pesar del polvo que la cubría, se adivinaba cara; vaqueros ajustados y camisa azul, tambien vaquera abierta en sus primeros botones dejando ver un pecho fuerte y algunos vellos de color claro. Calzaba zapatillas de deporte de marca casi completamente nuevas. Aunque sabía llevarlas no era difícil deducir que no era, sin embargo, su indumentaria habitual.
El Jeep recorría rápido el camino, si asi puede llamarsele a una larga cinta de tierra algo mas dura que el resto, dejando a su paso una inmensa polvareda. Desoyó el consejo de los lugareños que le indicaron la seguridad de la carretera mucho más conveniente que ese camino solitario que se adentra en el desierto, a pesar del rodeo que ello suponía. Muy seguro de si mismo, no era hombre que se amilanase facilmente. Acostumbrado a tomar decisiones, oía cuanto tuviesen que decirle pero se reservaba siempre la última palabra. su vida, agitada como un vórtice, gustaba de la presión, donde se sentía como pez en el agua. No, no era fácil hacerle cambiar de opinión, ni asustarlo. Como persona de gran preparación y joven era algo prepotente, al tiempo que infravaloraba a los que le rodeaban. El éxito le sonreía a menudo, por lo que no era fácil convencerlo de lo contrario. Tenía por otra parte, el ansia de aventuras de alguien joven a quien la vida ha tratado bien. Toda su esmerada formación le llevaba a ser así.
Un ejecutivo siempre tiene prisa. Aun en vacaciones siente esa necesidad de la rapidez, del ahorro de tiempo, oro puro que se le va de las manos a menudo; era incapaz de comprender que hacer acopios de pérdidas de tiempo pudiera ser su mejor terapia: el despilfarro era un concepto que no formaba parte de su vocabulario ni de su filosofía.
El sol empezaba a calentar a pesar de la hora tan temprana, sin embargo aun era agradable la conducción, pues con la velocidad del vehiculo se producía una brisa reconfortante.
El paisaje desde el coche le impresionaba. Podía ver kilómetros y kilómetros a su alrededor de planicie desértica, solo al filo del horizonte unas montañas lejanísimas ponian fin al espectáculo. El aire era tan limpio, y, sin embargo, columnas de turbidez se elevaban continuamente como efluvios que emborronaban la visión. Arena calcinada por doquier, dunas interminables por todas partes. El viento arrastra la arena a kilómetros de distancia, y sin embargo nada parece moverse. Todo parece muerto, pero él sabía que había mucha vida por todas partes que se ocultaba a sus ojos. El desierto es exigente y un descuido se paga con la vida, por eso sus moradores son tan discretos. Algunas zonas se tornan más oscuras, allí donde algo de vegetación permanece incluso en la estación más seca, cuando el tórrido sol más castiga a toda forma de vida. Hacía allí se dirigen todos, donde pueden hallar algo de agua.
El camino era tan recto y la ausencia de obstáculos tan absoluta que podía disfrutar mirando a todas partes sin ningún peligro. La ruta en el desierto no es algo totalmente determinado en un mapa, los caminos, a fuerza de no existir parecen cientos, los pocos vehículos que se atreven a adentrarse por la zona cumplen literalmente el anhelo de Machado: hacen camino al andar.
Canturreaba algo de moda para acompañar su soledad mientras abría los ojos cuanto podía como intentando que nada escapase a su mirada.
Ya había abierto completamente la mañana y llevaba algunas horas conduciendo cuando notó que algo en la lejanía perturbaba el azul de un cielo completamente despejado. Al principio no lo vio, o no podía decir en que momento se había formado, pero ahora veía perfectamente una acumulación de aves, no distinguía de que tipo, bastante grande revoloteando alrededor de una zona muy concreta, o, al menos, así se lo parecía.
Al instante sintió curiosidad por saber que motivaba aquello, nada se veía que lo justificase, pero la lejanía impedía observar si algo extraño estaba sucediendo. Durante algún tiempo apenas pudo apartar la vista de aquella zona. Desde la distancia calculó que no tendría que desviarse gran cosa de su ruta, por lo que no lo retrasaría mucho tiempo, y no lo dudó un instante e insensiblemente fue desviandose hacia la zona donde se veian los animales. Al rato observó que ya no había rodaduras de otros vehículos, a pesar de estar tan cerca podía notar que poca gente transitaba por esta zona.
Poco a poco podía apreciar cada vez más detalles, distinguía ya con claridad los individuos aisladamente; eran buitres, ya no le cabía duda, pero seguía sin ver nada que pudiese explicar tal concentración de ellos por allí. Y el caso es que estaba ya tan cerca que le parecía algo extraño, además, notó también que se limitaban a sobrevolar en círculos y en un entorno muy pequeño,pero ninguno bajaba a tierra...
- Debe haber algún animal muriendo ahí- pero, a pesar de ser en un claro totalmente despejado no podía verlo por ninguna parte. Ya muy próximo al lugar observó que la zona que delimitaban los animales coincidía con una pequeña pero profunda depresión del terreno.
- Eso explica que no viese nada, lo que sea debe estar ahí abajo, ya que estoy aquí no me voy sin ver que era.- Aminoró la marcha ligeramente mientras buscaba con la mirada un lugar por donde poder bajar al precipicio. A pesar de no ser muy alto, si era bastante escarpado y no veía por donde descender con el jeep. Sus ruedas se acercaban al borde pero era un buen conductor y le tenía bien tomadas las medidas al vehículo.
Solo pudo oir un ruido seco, fuerte, como un disparo mientras el volante enloquecía bajo sus manos y no pudo comprender nada mientras giraba y giraba...
Bajo el sol ardiente del mediodía del desierto el policía trataba de protegerse con la sombra que el helicóptero le proporcionaba. Hombre bajo pero recio, peinaba canas más aun era capaz de enfrentarse con éxito a gente mas joven. Mas de un ladronzuelo se había sentido confiado ante su presencia y se había sorprendido por la fuerza que aun conservaba. Sus muchos años de servicio le hacían inmune a la impresión, ya había visto de todo y eso le había curtido. Su rostro solo reflejaba indiferencia. Hombre de acción nunca había sido persona de grandes ideales ni filosofías, no era un ser solidario ni comprometido con su tiempo, más bien procuraba pasar desapercibido y que lo dejasen en paz.
Apoyada su mano izquierda en la cadera sostenía con la otra el micrófono de su radio adelantando lo esencial del informe que más tarde habría de presentar a su jefe, pero su amistad con la telefonista le hizo que su descripción fuera algo más informal.
- ¿ ... Y yo que se, que hizo a este desgraciado cruzar por esta zona ? - Por aquí no hay nada que ver, y está bastante retirado de los sitios por los que suele pasar la gente, no creo que se despistara, pero no tengo ni idea de por qué lo hizo. Bueno, venga toma nota que estoy loco por irme de esta sauna,así que a ver si acabamos prontito y prepara una cerveza fresquita que me la zampo en cuanto llegue. Empiezo ¿ eh ?.- Cogió su cuaderno de notas del bolsillo trasero del pantalón y, extendiendo el brazo cuanto podía y entrecerrando los ojos comenzo a leer lo que momentos antes había escrito.
Restos de un accidente. Un jeep bastante nuevo y, al parecer, en buen estado. Rodó por un pequeño terraplen, probablemente debido a un reventón de una rueda concretamente la delantera derecha. En el interior del vehículo restos de una sola persona, si viajaba con alguien más no hay rastro de ninguno de ellos.- levantó por un momento los ojos de lo escrito - El forense dice que es un varón joven, no sé cómo puede saberlo viendo solo un montón de huesos desparramados por todas partes, y la causa probable de la muerte dice que se rompió la columna a consecuencia de la caída del vehículo, aunque quiere verlo todo más despacio en su laboratorio. Asegura que la muerte ocurrió hace por lo menos dos meses, y yo me lo creo, por que si no es porque a ese pastor se le pierde un cabra y va a buscarla, podían haber pasado años sin que nadie descubriese este accidente y a ese pobre se le habría dado por desaparecido y punto... ¡ Ah, se me olvidaba ...! El médico dice que su cuerpo fue devorado por alimañas, probablemente buitres, ¡ Qué sorpresa se llevarían y que buen festín se debieron dar cuando están hartos de pasar hambre !. Por último anota; no se ha podido determinar qué trajo a este pobre por este rincón perdido, no hay un solo indicio en ese sentido por lo que oficialmente hay que anotar como causa por la que se encontraba aquí el individuo: desconocida.

1 comentario:

Concha Rivero dijo...

Vaya... que sorpresa!
Esta página que es... tu lado oscuro?
Todos tenemos un baúl cerrado con más o menos sorpresas dentro...
Muy bueno el personajillo rubio de la guitarra electrica.