miércoles, 17 de marzo de 2010

telegramas del alma

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Si estan bien escogidas, veinte palabras pueden evocar mil imágenes. El haiku japonés es un ejemplo sublime de que menos es más, si se hace bien.
Yo, que no procedo de tradición japonesa, prefiero hablar de telegramas del alma, recordando aquellos mensajes resumidos que se recibían en las casas solo por cosas importantes y estrictamente  con lo fundamental. Aquellos telegramas no hacían concesiones a las formas, solo el mensaje, breve y preciso. Hoy prácticamente se han perdido, como la pausa necesaria para condensar el mensaje a las palabras exactas. Hacen falta diez horas para un poema de cien palabras y cien horas para un poema de diez.
El Haiku tiene una estructura formal, tres versos de cinco, siete y cinco sílabas sin rima. La sonoridad en el japònés es diferente al castellano, por lo que creo que un poema breve en nuestro idioma no tiene que respetar ese esquema, para que mantenga el espíritu del Haiku.

viernes, 12 de marzo de 2010

Lo maravilloso de vivir


 Mientra unos dioses del infierno juegan con la vida de los presos, como todos los días, al caer la tarde, inmunes a cuanto les rodea, padre e hijo estan jugando.La alegría se desborda en cualquier parte. Juegan a un escondite permanente, porque la vida es juego.
El amor convierte en paraiso el holocausto. De la comida miserable de un campo de concentración  puede robarle al hambre unos trozos de pan y todas las ganas de comer.
Un juego eterno, convertir la vida en ocio en el más amargo de los escenarios posibles. Encontrar premios en la nada. La mentira puede ser el mejor regalo, mientras un humo, negro y denso de muerte, se apodera del espacio.  La sonrisa, sobreponiendose al dolor, desmiente lo malo, anula los peligros y crea un mundo de ensueño en medio del infierno.
Todos los signos del horror tienen un disfraz de bonanza, el amor endulza el acíbar, y hace posible no querer abandonar la pesadilla, o simular que se puede salir de un pozo sin fondo.
El niño tuvo su premio prometido, su victoria. El padre tambien, la sonrisa de su hijo hasta el último momento. No hay dolor que no lo alivie la felicidad de un hijo.

domingo, 7 de marzo de 2010

Compañera

( Para A., al poco de conocernos, con toda la vida por delante.
Sevilla, primavera de 1978)


De entre todos los nombres, compañera
elegí para ti porque pretendo
pasar toda la vida ya sintiendo
tu presencia inseparable de mi vera.


Como al vino da el tiempo la solera
y de aroma y sabor va enriqueciendo
tu cálida presencia irá fundiendo
la fría soledad que antes sintiera.


Si el destino nos golpea a su modo
y la vida nos empuja en sus vaivenes
lucharemos por seguir codo con codo


Y cuando el tiempo platee nuestras sienes
quiero seguir diciendo: para todo,
compañera del alma aquí me tienes