viernes, 12 de marzo de 2010

Lo maravilloso de vivir


 Mientra unos dioses del infierno juegan con la vida de los presos, como todos los días, al caer la tarde, inmunes a cuanto les rodea, padre e hijo estan jugando.La alegría se desborda en cualquier parte. Juegan a un escondite permanente, porque la vida es juego.
El amor convierte en paraiso el holocausto. De la comida miserable de un campo de concentración  puede robarle al hambre unos trozos de pan y todas las ganas de comer.
Un juego eterno, convertir la vida en ocio en el más amargo de los escenarios posibles. Encontrar premios en la nada. La mentira puede ser el mejor regalo, mientras un humo, negro y denso de muerte, se apodera del espacio.  La sonrisa, sobreponiendose al dolor, desmiente lo malo, anula los peligros y crea un mundo de ensueño en medio del infierno.
Todos los signos del horror tienen un disfraz de bonanza, el amor endulza el acíbar, y hace posible no querer abandonar la pesadilla, o simular que se puede salir de un pozo sin fondo.
El niño tuvo su premio prometido, su victoria. El padre tambien, la sonrisa de su hijo hasta el último momento. No hay dolor que no lo alivie la felicidad de un hijo.

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