domingo, 27 de diciembre de 2009

Libros que leí: Travesuras de la niña mala.

 Va por usted, Don Mario.
Hay relaciones que perviven mientras destruyen. A veces el amor es la más dura de las drogas.
Ella entraba en su alma como un terremoto, destrozandolo todo. Cada vez que salía de su vida dejaba su  corazón roto en mil pedazos. Pero sin ella los trozos no se sueldan.
El pasó toda su vida lamiendose las heridas, renegando de una pasión que lo domina y prometiéndose no volver a caer. Y perdonándola, echándola de menos, suspirando por ella...
Y mientrás, él se mueve por el mundo. Sobreviviendo como alma en pena. Dedicado a su trabajo y sus recuerdos. Repara sus daños y se prepara para la siguiente venida: una casa mejor, un mundo más a su medida. Se reprocha no poder ofrecerle más para cuando ella quiera, incluso la justifica.
Y mientrás, ella se mueve por el mundo. Buscando quien le cumpla sus deseos. Sin importar el precio. Solo cuando es herida acude a él como refugio.
Ambos habitan ciudades maravillosas. sus vidas fluyen por Lima, Paris, Londres, Tokio, Madrid.
Ella solo da reproches y él la vida. Apenas se recupera se lleva todo y vuelve a abandonarlo. Él solo echa en falta su presencia. Y vuelta a recoger jirones del alma y recuerdos que ella deja en la casa vacía.
No os cuento el final. Podeis imaginarlo o leerlo. Os recomiendo lo segundo.

jueves, 24 de diciembre de 2009

enmudecido

Estoy mirando los tejados.

Las antenas son costillas metálicas clavadas  en  las azoteas. Traen a casa las imágenes que llenan nuestras vidas.
Por el aire, invisibles, viajan ondas que llevan toda la información del mundo a todas partes a la vez. La comunicación nos avasalla. La información nos rodea, no podemos eludirla.


Ahora que podemos hablar con cualquier parte del mundo como si estuvieran a nuestro lado, nos pasamos horas, en silencio, delante del televisor.
Se ha perdido la charla con los amigos. La era de la comunicación nos ha dejado mudos.

Estoy solo en la azotea, sin nadie con quien hablar.
Las antenas son lanzas clavadas en nuestras gargantas. Dejan sin voz nuestro mundo.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Soledad

En el bar la noche transita por esa hora incierta donde nadie sabe por qué está donde está. Donde se echa de menos aquello que nos sobra.
La música retumba y se adueña del local. Suena muy fuerte, con más cantidad que calidad. En las mesas impera un ruidoso silencio: nadie puede oir a los demás. Luces de neón iluminan la barra pretendiendo dar brillo a una mediocre decoración.
Cuando se abre la puerta, una ráfaga de aire gélido inunda las mesas más cercanas. Dentro del bar, sin embargo, el ambiente es asfixiante. La atmósfera está cargada y una nube densa y turbia sobrevuela las abarrotadas mesas.
 En la del fondo hombre y mujer coinciden en un silencio triste y una mirada perdida. Apenas se mueven para dar un trago a su copa y volver a sus pensamientos. Amigos de mucho tiempo se han reunido para compartir  consuelos y penas de heridas que no cierran en el corazón. Y quisieran ser mutuo bálsamo para el dolor. Pero no saben cómo hablar, qué decir para aliviar ese sufrir que los aniquila, cómo parar ese aire que siempre encuentra resquicios para helarles el alma.
Ambos quisieran matar la soledad que angustia al otro. Pero los dos saben que no están  menos solos por estar con el otro, sino más solos por estar juntos. En la cruel matemática de la soledad se suman las angustias, pero ella no se resta. Al fin y al cabo, la soledad solo sabe contar hasta uno.


jueves, 17 de diciembre de 2009

el muerto

Aquel hombre llevaba horas muerto y no se había enterado.Veía a las visitas consolar a su esposa  que lloraba junto a su lecho. Intentaba llamarla, pero ella no le oía. Lo miraba; pero como si no lo viera. No entendía porque nadie le hablaba. Aunque empezaba a despedir un olor fétido él culpaba a las alcantarillas, a la sequía que las había atascado y al ayuntamiento que no las limpiaba.
Cuando llegaron los de la funeraria empezó a dudar... Cómo era posible, si no había notado nada. Aquellos hombres lo movían sin respeto, como a un muñeco. Quiso dejar el brazo tenso para rebelarse, pero uno de ellos lo forzó hasta casi rompérselo sin inmutarse.
- Date prisa que empieza la rigidez.
- Si ya hasta huele, en verano es horrible, empieza enseguida.
Seguía sin sentirse nada, no notaba diferencia alguna...
Lo metieron en el féretro. Su mujer se abrazó a la caja y seguía llorando...
Lamento su muerte, pero sobre todo lamento su vida. Si no hay diferencia para ti entre estar vivo y estar muerto no lo dudes....
Estás muerto....
Aunque estés vivo.

sábado, 12 de diciembre de 2009

La voz humana

Cuando los sonidos son muy bajos el cerebro humano amplifica selectivamente el rango de longitudes de onda en que se encuentra la voz humana. Es gratificante saber que si no estás solo, en la hora final, cuando ya se hayan perdido casi todos los sonidos, podrá reconfortarte la caricia de una voz querida.

viernes, 4 de diciembre de 2009

TARDES DE OTOÑO


      Nubes de algodón plomizo descargan sobre una tarde que el otoño deja en casi nada. Al fondo, árboles y cielo se funden indistinguibles; las sombras se han adueñado del paisaje.



Tras la ventana, donde las gotas visten de lágrimas al cristal, se asoman el viento y el frío





Dentro el calor del brasero caldea el ambiente; tumbado en el sofá, arropado en la camilla apetece ver llover, mientras apuras un café que te calienta las manos y las entrañas, y lees, y lees y ves llover y lees y lees….






En esas tardes, no sé por qué, todos los libros parecen mejores, y la lluvia más hermosa…